La paz interior es el objetivo. Es la armonía que pervive en cada uno de nosotros. No es obra nuestra, sino una Gracia de Dios que debemos solicitar

Dios nos mira como un músico mira a su instrumento musical preferido. Quiere sacar de nosotros las mejores notas y la mejor melodía. Quiere que nuestra presencia sorprenda y cambie los corazones de otras personas. Pero sólo tañe nuestro ser cuando le dejamos actuar. No nos obliga. Sabe esperar el momento. Nos conoce demasiado bien como para forzarnos. Sabe que de esa forma las melodía no sonaría igual.

No debemos desesperar en los momentos de espera. Un propósito mayor está trabajando por detrás del "retraso" al que nos enfrentamos. Dios conoce el tiempo justo para cada cosa.


Dios es el dueño de las mareas del mundo. Sólo él conoce cuándo debe de ocurrir cada suceso que nos importa y necesitamos. Muchas veces desesperamos porque algo que necesitamos no ocurre. Estos son los mejores momentos para reflexionar sobre lo que ansiamos. ¿Es realmente necesario? ¿Dios lo desea realmente para nosotros? ¿Quizás espera el momento adecuado o quizás deseamos algo que no está en los planes de nuestra vida. ¿Cómo saberlo? Leamos los Evangelios, meditemos sobre nuestros deseos y oremos.