La paz interior es el objetivo. Es la armonía que pervive en cada uno de nosotros. No es obra nuestra, sino una Gracia de Dios que debemos solicitar

Dios nos mira como un músico mira a su instrumento musical preferido. Quiere sacar de nosotros las mejores notas y la mejor melodía. Quiere que nuestra presencia sorprenda y cambie los corazones de otras personas. Pero sólo tañe nuestro ser cuando le dejamos actuar. No nos obliga. SAbe esperar el momento. Nos conoce demasiado bien como para forzarnos. Sabe que de esa forma las melodía no sonaría igual.

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